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Feria de Festejos Populares del Pilar 2005


En el pasado concurso de recorte libre de Castellón, celebrado el día 19 de Marzo, cuentan que un par de participantes realizaron “suertes”, con innovaciones retrovisorísticas, si se acepta el término, uno, y de espectáculo de escapismo, el otro.

Se pudo ver cómo para realizar un quiebro de rodillas de espaldas un participante se ayudó de un espejo a modo de retrovisor, para así no mirar al toro directamente. Difícil hablar sobre ello. Sin restar peligro a la acción, parece evidente que una opción muy pura no es. El riesgo sube porque de todos es sabido que si el espejo se rompiera en el envite, recaerían siete años de mala suerte, bien sobre el portador o bien, lo que sería mucho más preocupante, sobre todos los allí presentes. Una auténtica desgracia que miles de personas hubieran de soportar siete años de mala suerte.

Después se pudo ver también lo de rizar el rizo ya rizado. La cabeza de otro participante estuvo metida en un saco, capucha o adminículo, para también un quiebro de rodillas de espaldas. Emulando así al mismísimo Anthony Blake, cuando prepara sus montajes circenses-predictorios-adivinatorios-trucados. Hay que suponer que al no ver nada, hubo de ser ayudado por alguien que le dijera cuándo había realizar la acción.  Otra “suerte” muy arriesgada pero también bastante alejada a los cánones. Se puede ocurrir una propuesta y es que con capucha se intente recortar a una vaca de los concursos de recortadores e introducirle una anilla. ¿O eso es un poco más complicado que engañar a un toro limpio?

Surgen bastantes dudas una vez conocido esto. ¿Qué será lo próximo? ¿Un número de escapismo en el centro del ruedo al estilo Houdini? Podría saltar el participante con una camisa de fuerza atada con candados y la llave en el fondo del mar matarile rile… Y una caja fuerte en la cabeza, de la que sólo sepa la combinación un señor de un pueblo muy pequeño de un recóndito lugar de la piel de toro, que no tiene teléfono móvil para pedírsela. También podría hacerse un recorte con la camiseta en llamas por ejemplo, aunque a la vez que director de lidia con el capote, tendría que haber bomberos con extintores en los burladeros.

Es obvio que visto lo visto, el riesgo debió ser altísimo, incluso parece ser que en la final, con el retrovisor el participante resultó cogido. Pero fue altísimo porque acciones así ya pasan de valentía ante un toro a inmolaciones. Parecen más actitudes suicidas que otra cosa.

Se puede pensar en voz alta, que si los concursos de recorte libre necesitan de innovaciones de éste estilo, es que los recursos se están agotando, cayendo en la monotonía. Quizá se esté matando la gallina de los huevos de oro. Parece un caso similar a los concursos de mates baloncestísticos. Agotadas las innovaciones dentro de la ortodoxia, se recurre a prenderle fuego al balón, a desnudos, a artefactos extraños y demás ocurrencias que puedan pasar por una cabeza retorcida. Si no, no hay más que ver cómo un participante ha realizado en varios concursos lo que ha dado en llamar "el quiebro del baile de San Vito", nombre torerísimo. Que no es si no una bufonada que en la que se cita al toro con un baile irrisorio.

Si queremos que se convierta un festejo con presencia del bravo en un show o algo circense, el camino visto en la capital de la Plana, es el correcto. Si se busca un espectáculo serio con pureza, habrá que atajar esas acciones. Y cuidado, tienen un mérito encomiable y un riesgo altísimo, por el que se puede felicitar a sus ejecutores. Pero carecen de seriedad. Ahora bien, la seriedad la tendrán que implantar los organizadores al seleccionar el jurado. Porque si priman las descerebradas innovaciones e incluso se pueden ganar concursos en capitales de provincia con bailes patéticos, lo normal es que se sigan cometiendo aberraciones por el estilo, contra el toro bravo. Quizá en un futuro no muy lejano veamos anunciados éste tipo de concursos en vez de cortes, de recortes o de recorte libre, como de "haz lo que te de la gana con el toro".

De algún modo se le pierde el respeto al toro. Porque, ¿qué se piensa cuando alguien dice: “eso lo hago yo con los ojos cerrados”? Pues que tal cosa es un juego de niños. ¿Queremos quitarle importancia a lo que se le hace a un toro? ¿Ya no es necesario ni abrir los ojos o no mirar, para medirse a un toro?

Víctor Manuel Giménez Remón



    Página publicada en Zaragoza a 1 de Abril de 2006
    Responsable de la página: Víctor Manuel Giménez Remón
    Correo electrónico: festejos@festejospopulares.net