Un año más, llegado el mes de Julio, hay
una cita destacada con los festejos populares, pero no sólo
a nivel de los aficionados, si no a nivel mundial. Son los
mundialmente conocidos “sanfermines”. En medio de tal
vorágine festiva tiene lugar la celebración del que tendría
que ser uno de los concursos de recortadores más importantes
de la temporada. Y hay que decir tendría, porque realmente,
aún siendo la plaza con más aforo en la que se realiza un
concurso de recortadores, el nivel es muy bajo.
Partamos de la base del empeño de
Pamplona en realizar un concurso mixto, con un minuto
para recorte artístico y otros tres para anillas. Cosa que
es la que hipoteca (voluntariamente) el resto de actuaciones
posteriores de la organización y sus “asesores”.
Entremos en materia. La organización del
Concurso de Recortadores de San Fermín, trata de ser
un quiero mucho y acaba en un no puedo casi nada. En una
misma mañana se mete a presión un Concurso de Recorte
Artístico, un Concurso de Recortadores y un
Concurso de Ganaderías. Ésto da como resultado que la
organización les sugiere/impone/si no haces lo que digo no
vuelves, a los ganaderos que lleven un ganado “modosito”.
Vacas que no pongan en muchos aprietos para que se puedan
ver los fuegos artificiales. Arte y filigrana. Es decir, la
fuerte y lista que se quede en la finca. A Pamplona la
tontorrona.
Es perfectamente entendible que la
organización quiera un concurso de determinadas
características, en este caso “light”, no sea que engorde.
Pero si se quiere un concurso del gusto del osito de
mimosín, es un absurdo que los hierros actuantes pujen por
los premios al mejor lote y a la mejor vaca, a modo de
concurso de ganaderías. ¿Qué prestigio da ganar, cuando
las ganaderías (no todas) van encorsetadas sin poder llevar
sus mejores animales?
No se puede pasar por alto los casos que
ha habido de veto de reses en el concurso. Y es que el
organizador, Jorge Ramón Sarasa, no deja a los
ganaderos acudir con las vacas que ellos estimen oportunas.
Cuenta con la inefable colaboración de un asesor, que hace
las labores de veedor, pero cual taurino más deleznable. Un
ex-recortador marcillés, que es consultado sobre si una vaca es
apta o no para Pamplona. Hablando claro, si es fuerte
no va, si es de las que se dejan, a Pamplona. ¿Cuál
será su porcentaje de decisión en las vacas del concurso? No
se puede saber. Pero recordando actuaciones gloriosas en el
ruedo de La Misericordia zaragozano, pasando los tres
minutos sin intentar recortar, se puede hacer una
composición de lugar.
Vayamos a casos concretos. Un año Juan
José Laparte, con las vacas ya en la plaza, se encontró
con la negativa de la organización. No pudo soltar las reses
que él deseaba. ¿Cuánto tiempo lleva sin aparecer Juan
José Laparte en Pamplona siendo una ganadería
puntera de Navarra? También Adolfo Lahuerta sufrió
presiones por la elección de sus vacas para el concurso en
varias ediciones, aduciendo que en tal o cual pueblo, habían
visto a las vacas que quería llevar, “muy peligrosas”. En
2005, los Hermanos Ozcoz, vieron como les era vetada
la Nº 420. También se les intentó vetar, aunque sin
éxito, la Nº 38. Pese a ser la ganadería que tuvo una
mejor actuación con un mejor lote, aunque se equivocaran los
premios llevándose el galardón a la mejor vaca con la Nº
89, estaba claro que por su “rebeldía” no iba a repetir,
pasara lo que pasara. Sin embargo las otras dos ganaderías
que actuaron en 2005, sí repiten en 2006. Y como último
botón de muestra, en este 2006, a los Hermanos Marcén
parece ser que se les ha vetado alguna vaca. ¿Por qué no
estuvieron en Pamplona ni la Nº 113 ni la
Nº 178 del hierro de la “J”? Sin embargo, ¿por
qué los Herederos de Ángel Macua sí llevaron la Nº
8, y la Nº 2? Hay que suponer que los Hermanos
Marcén no estimaron oportuno llevar las mencionadas… Por
aquello de no cometer el flagrante delito de llevar una vaca
fuerte a la vieja Iruña si no se tiene como hierro
una A.
Con todo igual da, porque pase lo que
pase en el ruedo, parece cantado que un premio ha de ir a
para a Larraga. Y es que es exasperante cómo los
Herederos de Ángel Macua, año tras año reciben
galardones inmerecidos en varias ocasiones. Las actuaciones
de Macua suelen ser dignas, pero cuenta con el plus
de la predilección de los jurados. Culpa suya, no, de la
organización, sí.
Con la de mañanas que tienen las fiestas
de San Fermín, para realizar en una un Concurso de
Recortadores y en otra un Concurso de Recorte
Artístico. Y así de una vez por todas no mezclar
“churras” con “merinas”. Se verían dos buenos espectáculos,
siempre y cuando se contara con ganado fuerte, y premios
acordes a ese ganado, y no el clásico festejo desangelado
que hay que sufrir todos los años en el Domingo de fiestas.
Y encima Jorge Ramón Sarasa ganaría más dinero, qué
lince…
Víctor Manuel
Giménez Remón