
Los concursos de recorte libre o recorte artístico huelen a
quemado.
Empieza a haber dudas entre los aficionados, aunque el
público seguirá acudiendo a ellos, igual no por mucho
tiempo, pero sí en un futuro cercano. Ya no llaman la
atención del aficionado.
Vayamos a los porqués. Es un festejo en
el que pasa a un segundo plano el toro. De hecho, muchas
veces es secundario. Y si no “acata” el guión se dice que no
es un buen toro, siendo su único delito el desarrollar
sentido, algo que se da en determinados encastes y en
ganaderías encastadas. La casta, qué gran delito. Un
festejo en el que no es protagonista el animal, al
aficionado no le interesará, aunque al simpatizante de
esta afición sí.
El segundo y más importante por qué, es
que se están explotando este tipo de concursos. Tanto en
número, como en lo que se ofrece en la plaza. Son demasiados
los concursos que hay. Pero claro, es que para este tipo de
concursos es muy fácil encontrar participantes. El
Concurso de Cortes de Medina del Campo, tiene cientos de
inscripciones todos los años. Si hay tanta gente
capacitada para recortar animales vírgenes, es lógico que
sea fácil completar las listas de participantes en los
innumerables concursos que se están realizando ya en toda la
piel de toro. Y por otra parte, está la evolución que han
sufrido este tipo de concursos desde su “boom” a finales de
los 90. Hace cinco o seis años, en los concursos no se veían
suertes tan espectaculares, no confundir con meritorias,
como las que se ven ahora. Se veían saltos de la garrocha y
saltos del ángel malos, casi siempre arrastrados. Ahora se
ven mortales, saltos del ángel y hasta mortales invertidos,
se llegan a hacer sin arrastre y se están ejecutando cada
vez mejor. En cuanto a los quiebros, antes se hacían
quiebros simples. Rara vez no se enmendaba la posición y
eran aliviados. Ahora, pasen y vean. Quiebros de rodillas,
de espaldas y hasta con capucha o retrovisor. Antes se
hacían al hilo de las tablas o en el tercio, ahora en los
medios. Y también acciones inverosímiles turolenses pegado a
las tablas. Lo que no ha sufrido mucha evolución es el
recorte, la suerte más pura. El recorte es como es, y no se
puede evolucionar. El toreo puro es al natural y en el
festejo popular, el equivalente es el recorte.
Las exigencias de los públicos irán en
aumento. Se ha creado un monstruo. El concurso que no tenga
fuegos de artificio, ya no gustará. Tendrá que haber cuatro
o cinco participantes que se vayan de rodillas para quebrar.
Varios saltadores con variado repertorio. Y pobre de Javier
Romero “Tavi” como no haga en un concurso el quiebro pegado
a las tablas. Será increpado, aunque en la arena haya un
toro reservón con el que no se puede ejecutar esa suerte.
Pero el monstruo será insaciable, siempre va a querer más, y
físicamente ya es muy difícil, dentro de la seriedad. Los
aficionados se ven absorbidos por la masa. Esos
aficionados mal vistos cuando critican las cosas que no se
hacen bien, que son los que piden cosas coherentes,
probablemente en un futuro sean en quienes se escuden los
participantes, cuando los quiera engullir el monstruo.
Porque el monstruo querrá siempre el más difícil todavía.
Vayamos a ejemplos de cómo devora el monstruo. Los quiebros
de rodillas hace un par de años parecían el “no va más”.
Ahora si no son de espaldas, ya parecen descafeinados. Y
tienen el mismo mérito, ni más ni menos que antes. ¿Cuánto
tardará el público en no dar importancia a los quiebros en
las tablas de “Tavi” con los que ahora se quedan
boquiabiertos?
El monstruo ya ha engullido a unos
cuántos. Los ha engullido en forma de cornadas, buscando el
más difícil todavía, atropellando la razón muchas veces. Y
los ha engullido también en forma de retiradas con menos de
25 años y con menos de un lustro participando en los
concursos.
Pero el monstruo ha sido el propio mundillo el que lo ha
creado, nadie más. Se ha querido magnificar y se ha
sobrevalorado, luego pasa lo que pasa. Eso es pan para hoy y
hambre para mañana. En lugar de “educar” a los públicos, se
ha apostado por el espectáculo y la pureza se ha tirado a la
basura,
salvo en honrosas excepciones. Y ahora, ¿qué? ¿Qué pasará
cuando la gente se canse de acciones en las que
prácticamente se inmola el recortador y quieran más? Pues
que la vaca no dará más de sí, porque ya se ha ordeñado
hasta la extenuación. Y se seguirán haciendo concursos, eso
no desaparecerá, pero tendrán que ir por cauces coherentes,
o por lo menos detener la evolución (¿O no es evolución?)
alocada que sufren.
En el festejo con reses de lidia, el que
está en el tendido tiene que tener la sensación de que lo
que hace el que está en la arena, sólo puede hacerlo él. Y
por eso es el “héroe”, porque hace cosas que los “mortales”
no pueden. En el recorte artístico, se le ha quitado
importancia a lo que se hace. Y se ha encumbrado a demasiada
gente, cuando realmente sólo lo merecen unos pocos, que son
los realmente buenos. Son los que hacen que el del tendido
piense que eso no lo puede hacer él. Desplegando los dedos
de las dos manos, enumerando a los que son realmente buenos,
quizá con una de las dos manos nos quedemos como un
cangrejo.
Los dos concursos de la modalidad más
importantes del principio de la temporada van a celebrarse
en Marzo. Valencia y Castellón. Y ahí… ¡Más madera! ¡Más
madera! Porque vistos los veredictos de las últimas
temporadas… ¿Se cumplirán las normas en Valencia? ¿En
Castellón ganará alguien que no sea de la provincia? El
mejor recortador artístico del momento Jesús Sanz “Parri”,
¿tendrá opciones en alguno de los dos concursos? ¿Y Sergio
Delgado tendrá opciones? Si en Castellón se valora más el
quiebro que el recorte, ¿ganará el mejor quebrador del
momento Javier Romero “Tavi”? Y si lo que se busca es que
gane alguien de la provincia, ¿ganará Manuel Miquel “Notari”
antes que un mediático? ¿Quedará en otro puesto que no sea
el primero Ramón Bellver “El Blanco” en Valencia (que seguro
que tiene una actuación notable, tras su grave percance en
la misma plaza en Octubre) aunque no sea el mejor de la
mañana? Y la pregunta clave, ¿ganará alguno de los dos
concursos alguien de fuera de la Comunidad Valenciana?
Ojalá que alguna de las preguntas tenga respuesta
afirmativa.
¿A dónde van este tipo de concursos? Pues
están abocados, bien a continuar por el cauce de la
seriedad, lo que restará público, bien ir por la vía
circense-lúdico-festiva, en la que entonces dejará de ser
algo serio. De momento, a quemado ya huele, pero los
implicados hasta que no vean las cenizas, no se darán
cuenta.
P.D.
Amparado en experiencias anteriores, casi con toda
seguridad, este artículo se considerará un ataque al recorte
libre o recorte artístico. Craso error.
Víctor Manuel
Giménez Remón