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Feria de Festejos Populares del Pilar 2005

Hace casi dos años, publicaba un artículo sobre Cantavieja, sin haber estado nunca. Osado de mí. Iba a hablar con 180 kilómetros de por medio. Equivoqué aquel artículo. Lo que hablé de Cantavieja, no se ajustaba a la realidad. Una vez he estado en la localidad turolense, hay que modificar las palabras de hace dos años. Cantavieja es mejor de lo que decía aquel artículo.

Primero, sobre la plaza, se decía esto:

"Por delante, Cantavieja tiene con un marco difícil de igualar. Una plaza con mucho sabor. Una plaza para hacer las vacas, preciosa. Una plaza con sabor antiguo, de las de capea de toda la vida. Y lo que es más importante, una plaza apropiada para que se luzcan las reses.

Cuenta con arena en el centro, rodeada de un anillo de empedrado hasta las barreras. En un extremo, porches tapados con bancos que sirven para lucir a las reses, permitiéndoles saltar tras la presa, en el otro una pared, que es donde se ubican los corrales. Y en los laterales, a un lado escaleras y pilastras en las que las reses se pueden empinar y rematar, y en el otro lado, los porches tienen barrotes y barreras. La plaza además se complementa con algún banco o tablao. Es algo puntual que no la satura, dejando mucho espacio libre. Y parte del recinto se cierra con vallado de madera muy apropiado."

Poco más que añadir, exactamente así es la plaza. Quizá da la sensación de más amplia en los vídeos. Pero como decía Rafael de Paula, en los vídeos falta el espíritu santo. Tiene más sabor aún la plaza en directo. Preciosa.

Sobre las ganaderías que acuden, esto:

"¿Qué hay que hacer para que los festejos sean los mejores posibles? Que acudan las mejores ganaderías del momento. Eso lo consigue Cantavieja, hace atractivo el comparecer en su plaza. A las ganaderías les interesa, e intentar ir a quedar lo mejor posible. Por eso la lista de ganaderías que han acudido a esta población en las últimas temporadas, es amplia y rica. Prácticamente todas las ganaderías punteras de Navarra, Aragón y Comunidad Valenciana, han pisado la plaza de Cantavieja.

En lo que va de siglo, que impresiona más que decir en los últimos siete años, han estado presentes las siguientes ganaderías: Hermanos Orero “Lecris” de Barracas (Castellón), Hermanos Murillo Conde de Tauste (Zaragoza), Fernando Machancoses de Cheste (Valencia), Germán Vidal de Cabanes (Castellón), Hermanos Ozcoz de Fuentes de Ebro (Zaragoza), Enrique Merino Gil de Marcilla (Navarra), Vicente Domínguez de Funes (Navarra), Juan José Laparte de Marcilla (Navarra), Hermanos Marcén de Villanueva de Gállego (Zaragoza), Carlos Orient de Les Coves de Vinromá (Castellón) y José Arriazu e Hijos de Ablitas (Navarra), como las más destacadas entre las presentes. El plantel es difícilmente superable.

Los ganaderos van como ellos estiman oportuno, así tiene que ser. Que cada ganadero en su tarde eche los animales que quiera, los tenga el tiempo que quiera y haga la tarde como mejor crea conveniente. Ninguna imposición. Después, ya juzgará el pueblo si les ha parecido, bien, mal o regular.

La seña de si ha gustado la actuación de un hierro es la repetición la temporada siguiente. En Cantavieja, quien no ha cumplido las expectativas, por la razón que fuere, simplemente descansa, dejando paso a otros. Se demuestra que no se le cierran las puertas, ya que podrá regresar en años venideros. Modelo ideal, el que gusta repite, el que no gusta, deja paso."

Y así es, van las mejores a Cantavieja. Van las que ellos quieren. No hay ninguna inalcanzable para esta población. El que no cumple las expectativas, deja paso. Se han sumado nuevos nombres a la nómina de Cantavieja. Por ejemplo, José Luis Cuartero de Pradilla de Ebro (Zaragoza), Hermanos Benavent de Quatretonda (Valencia) y "La Paloma" de Jalón (Alicante).

Acerca de cómo funciona, se decía esto:

"Y ahora viene una de las claves de que esto se pueda llevar a cabo. Cantavieja paga bien. Los que se lo merecen, cobran como hay que cobrar. No se racanea, se reconoce la labor del ganadero serio. Así es como se pueden confeccionar los carteles de la temporada. Pagando bien, sin imposiciones y con una plaza apropiada para el lucimiento de las reses. Normal que vayan las mejores ganaderías, puesto que pueden elegir entre todo el abanico de hierros dedicados a los festejos populares. Además se le facilita la labor, en definitiva su trabajo, con unos corrales bien preparados. Hechos pensando en que el ganadero pueda trabajar bien en ellos. En Cantavieja se piensa en el ganadero, que se encuentre a gusto y pueda trabajar de la mejor manera posible.

Cantavieja es ejemplo también, de una perfecta convivencia entre el toro limpio o cerril y el ganado corrido. Hay sitio para todo. Y en Cantavieja se conjuga de manera ideal. En una tarde de vacas se suelta un toro limpio. Y cada cosa tiene el protagonismo que merece, ni más ni menos."

Así, tal cual. Paga bien de verdad. Y paga bien en una plaza en la que no se cobra entrada. Además el ganadero tiene libertad total durante la tarde para hacer lo que mejor crea conveniente. Cada animal puede estar el tiempo que él quiera, puede soltar vacas, toros o capones. Lo que él desee. Se le pide que quede bien, cada cuál sabrá cómo. Si no se queda bien, no hay excusas. Tiene todo para quedar bien. Una plaza para las vacas. Para que se luzcan, con todo a favor. Y unos corrales para trabajar que ya quisieran muchas plazas de obra para sí. Una gozada.

La convivencia del cerril y las vacas es digna de alabanza. En el caso concreto de la tarde vivida, saltó el cerril por delante. Primeras arrancadas aprovechadas para recortes y algún pase con la chaqueta. Y a partir de ahí, respeto absoluto. Mimando al animal y buscando que durara lo que tiene que durar. Después, la vista atrás a las capeas de hace décadas. Se toreó. Con capote y con muleta. Y encima se toreó bien. Cuántas tardes pagando una entrada cara, se ve torear peor. Pero es que se le dejó torear, se respetó y se esperó el turno. Una vez agotada ya la lidia del toro, para dentro, no hace falta machacarlo. Qué bien salen las cosas cuando se hacen bien. Alabanza para los que salieron al cerril, para los que lo cuidaron, para los que lo torearon, para los organizadores que lo retiraron en su momento. Y sobre todo, para el público que es el que protesta si se pasan con el animal. A ver cerriles así, me apunto.

Y para cerrar, sobre la trascendencia de Cantavieja, aparecía esto:

"Cantavieja sin autoproclamarse nada, ni creerse el ombligo del mundo, consigue a día de hoy programar, dentro de las plazas de capea, la temporada más atractiva del panorama nacional. En fin, que el mérito es enorme. Realizar hasta siete fiestas al año con festejos taurinos. Y haciéndolos con ganaderías de calidad, sin escatimar los recursos."

Cuánto tendrían que aprender muchos de los que se autoproclaman los mejores concursos de ganaderías de Cantavieja. Si un pueblo de menos de mil habitantes paga lo que paga y van los mejores, a muchos se les tendría que caer la cara de vergüenza de las miserias con las que liquidan a los ganaderos. Por todo ello, debiera considerarse esta bella localidad del Maestrazgo, como la plaza donde mejor se intentan realizar los festejos taurinos con ganado corrido a nivel nacional. El que pueda superar el cartel, lo bonito de la plaza, lo apropiada para lucimiento y lo que se paga a los ganaderos, que levante la mano.

Si a todo lo que hay sobre el papel, se le suma el buen ambiente de vacas que hay en el pueblo. Lo acogedor de sus gentes y organizadores que hacen sentir a quien va como uno más del lugar. El respeto que se procesa a los animales, que lo da la plaza y se pone por encima de lucimientos personales. Así como la amabilidad y las máximas facilidades que se le da a todo el mundo. No hay mucho más que añadir. A Cantavieja hay que ir. Merece la pena el esfuerzo del viaje y si ya se puede disfrutar de todo desde las entrañas de los corrales, la experiencia será altamente satisfactoria para el aficionado que la viva.

Pero no todo podían ser flores. Cantavieja tiene un problema importante. Está muy lejos de Zaragoza y con muy mala carretera. Urge arreglar eso. Debe proyectarse ya la obra de acercamiento. El peñasco en el que se encarama el pueblo debe ser arrancado y aproximarlo. Así como hacer autovía hasta la misma entrada de la localidad. Se aceptaría su colocación a mitad de camino entre Teruel y Zaragoza.

Esperando la faraónica obra, mientras tanto, aunque esté lejos, a Cantavieja, hay que ir. Y que duren muchos años las cosas así.

Víctor Manuel Giménez Remón



    Página publicada en Zaragoza a 1 de Abril de 2006
    Responsable de la página: Víctor Manuel Giménez Remón
    Correo electrónico: festejos@festejospopulares.net