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Ya no hay vacas como antes
 

¿Quién no ha oído el "ya no hay vacas como antes", o frases similares? Normalmente lo dicen los aficionados veteranos. Ellos son los que pueden comparar, han visto las de ahora y las de antes. ¿Es verdad? Con toda seguridad. ¿Eran mejores las vacas de antes? Puede ser, pero ahí es donde hay mucho de qué hablar y matizar. Hablemos un rato de vacas.
 

En los últimos 20-30 años, todo ha cambiado, deporte, ocio, manera de vivir, sociedad y todo lo que nos paremos a pensar. Si lo taurino siempre ha sido reflejo del momento que se vive, es lógico que el ganado también haya cambiado. Se ha tenido que adaptar a los tiempos. ¿Bueno o malo? Es opinable. Ni blanco del todo, ni del todo negro.
 

Cometer el atrevimiento de opinar sobre lo que no se ha vivido, sería absurdo. Lo que sí que se pueden dar son datos objetivos. ¿Cuántos hierros había antes y cuántos hay ahora? Con un mercado similar, ahora hay muchísimos más hierros. No todos son ganaderías, ni todos sus propietarios ganaderos. Son muchos los que nada aportan y están por estar. De hecho, molestan. Han reventado el mercado y han depreciado el valor del producto. Nadie dice que solo tengan que estar las familias ganaderas de toda la vida. En todas las épocas hay ejemplos de los que empezaron de cero y se han hecho un hueco. No son muchos, pero han hecho las cosas bien. Después, el trabajo de los animales pone a cada uno en su sitio. Hace años no había subvenciones europeas, por eso, solo podían estar los que trabajaban en los pueblos. Para trabajar, había que cumplir. Era una selección natural. Obviamente, con una oferta inflada sin busca de la calidad, el producto global, será peor. Entonces sí, visto así, no hay vacas como antes. Hay una cabaña peor. Hacerse un hierro con deshecho, tiene estas consecuencias. El que cree que su producto es mejor de lo que realmente es, bien por convicción, bien por engañar sin rubor, normalmente se mete a codazos. Aparecen los aires de grandeza y se creen ganaderos. Como si llegar a un pueblo con un camión cargado de vacas, fuera como antes, motivo de admiración. Ya no, el gremio está tan devaluado, que el ganadero ya no es admirado. De hecho, quizá hasta es mirado con recelo. En algunos camiones falta que esté ondeando la bandera pirata.
 

El tipo de vaca ha cambiado, eso sí que es innegable. Basta revisar fotos para ver que las hechuras tienen poco que ver. Selección y alimentación son los dos motivos principales. La de antes era una vaca vareada y hasta escurrida, y con un tamaño más bien pequeño. Correosa de carnes y fina en sus cabos. La de ahora está mejor comida. Según el hierro y procedencia, las hechuras son unas u otras, así como el peso. Hay hierros atacados de kilos en la actualidad, mientras que otros mantienen la línea antigua de tener las carnes justas. Si las características físicas son otras, a la fuerza el comportamiento variará.

 

Si entramos a ver lo que selecciona cada cuál, podríamos estar horas y horas de debate. Como en cada casa cada cual hace lo que quiere, lo que busque cada uno será lo que crea conveniente. Ahora bien, aunque suene duro decirlo, hay bastantes propietarios de reses que directamente no saben. Saber de sus teorías es directamente para echarse las manos a la cabeza. Y no todos son de los nuevos. O no tienen claros los conceptos o están por estar. Los hay que se equivocan de pleno y otros que no tienen aspiración alguna de progresar. Si el que las cría, no sabe lo que es bravo de verdad (cliché en el que entra un amplio abanico de matices), apañado está el hierro. El tema "saneamientos" queda al margen, porque da para muchos artículos, y además habría que estar bien informado por todas las partes. Quien escribe no se siente capacitado.

 

Prácticamente todas las ganaderías, por no decir todas (lo quieran reconocer o no), tienen aportes de sangre "forastera". Ahí sí que no hay duda, no hay vacas como antes. Es simple, los hierros que seleccionan para el toreo a pie, sí que han cambiado claramente sus criterios. Excepciones habrá, pero está claro que no se busca tanto la casta y lo bravo de verdad, como antes. Es decir, comprar ahora vacas forasteras, no es lo mismo que antes. Antes arreaban más. Cierto es que hay maneras y maneras de comprar. Ganaderías que desaparecen, otras que reducen madres, aprobadas o deshecho. Deshecho por fuerte, por viejo o por manso. Pero al final, si lo que seleccionan es nobleza y "calidad", en detrimento de la casta y la fiereza, la vaca es otra muy distinta. Si se le añade sangre forastera ahora a un hierro, algo faltará. Simplemente hay que ver cómo se comportan en los corrales. Claro que ahora ya el manejo es otro. Pero que una vaca limpia vaya a un lugar que desconoce y en los corrales sin problemas se les pueda abrir una puerta estando de cara, es un dato bastante clarificador de la falta de casta.
 

El trabajo de las vacas tampoco es el de antes. Si uno coge vídeos de cómo eran antes los festejos populares, verá que han cambiado sustancialmente. El comportamiento de una vaca se basa en dos pilares, selección y aprendizaje. La selección, cada criador tiene una. El aprendizaje, aunque quieran, ya no podrá ser el mismo. Un claro descenso en la participación de las capeas, hace que las vacas se desengañen mucho más que antes. Si casi nunca cogen, no se creen poder ganar la pelea. Es más difícil que se vengan arriba. Además, antes las vacas tenían que hacer a todo. Calle, plaza, concurso... Lo que tocara. Eran vacas para aguantar temporadas de muchas salidas y muchos años haciéndolo. Ahora, en muchas ganaderías de las punteras, las vacas se especializan en cada tipo de espectáculo. Por ejemplo, lo que se ve ahora en los festejos con obstáculos, está muy por encima de lo que se podía ver hace años. Poniendo como ejemplo los espectáculos de la casa Arriazu, se ven acciones regularmente que antes no se veían. La especialización de los animales y la búsqueda de esos comportamientos específicos hacen que se puedan ver las cosas que se ven en la actualidad y que son las que demanda el público. En las anillas, también es patente la evolución. De vacas duras en los primeros tiempos, se ha pasado a la actual vaca demandada. De las que se guardaban, medían, se cruzaban y no se dejaban desgastar, se ha pasado a la que sale galopando, entra fuerte a los recortes y se va hasta tablas tras el recorte. Tirarse en tablas como "Fugitiva" y "Avispada", no era común antes.
 

Quien valora a las vacas es el aficionado, y también ese ha cambiado. Quizá no tanto en criterio, pero sí en rigor y en cantidad. Hay muchos menos aficionados que antes. Es parte de la mentalidad actual de detestar lo rural. Cuando se tiene relación directa con los animales, no solo los bovinos, se entienden mejor sus reacciones. Al haber menos exigencia entendida, el público se apodera de las demandas. Aparecen los saltos al callejón sin ir detrás de nadie y el trabajo mentiroso en diferentes modalidades. El público no diferencia esos comportamientos, de los de calidad. No se valora a vacas serias, que antes haciendo lo mismo, lucirían mucho más. El comportamiento es el de antes, la percepción, por suerte o por desgracia, ya no. Entra en juego el factor movilidad. Antes no tenía que moverse una vaca per se. El trabajo lo tenía quisiera o no. Ahora, para buscarse el trabajo, se tiene que mover. Las vacas duras de antes, seguramente ahora serían consideradas sosas.
 

La perdida de afición también queda patente en el que es partícipe del festejo. Afán de protagonismo, abusos, egoísmo, más una alarmante falta de cultura taurina, dan como resultado auténticas atrocidades con los animales. Se machacan las vacas sin ningún tipo de consuelo. Están a la orden del día acciones y artimañas que no son más que ventajismos baratos. Tristemente son aplaudidos y hasta loados. Aplaudir cualquier acción en asfalto, es equiparable a jalear un regate de un adulto en un partido de alevines. Ni hay motivo para hacerlo, ni mérito. Lo paga el animal y se viene abajo. Normal, con los que pululan por calles y plazas, es imposible que se venga arriba. Hacen todo lo posible por lucirse solo ellos mismos. Ninguna de las triquiñuelas que se hacen ahora, aún siendo en arena, llegarán nunca al nivel de recortar a una vaca a cuerpo limpio, de poder a poder, ganarle la cara, quedarse en ella y salir de ahí haciendo hilo el animal.
 

Después de tantos factores analizados sobre el antes y el después, todavía queda añadir el factor del cristal con que se mire. Es común en el subconsciente que se piense que siempre lo pasado fue mejor. Teoría derrotista. El ser humano en su vejez, magnifica todo lo que vivió en su juventud. El tiempo hace que todo lo pasado parezca mejor de lo que realmente fue. ¿Nevadas? Las de antes... ¿Calor en verano? El de antes... Cada cuál que tenga la teoría que quiera, pero no sin antes, echar cuentas de todo lo que se ha mencionado hasta ahora. Entonces, la opinión tendrá valor.

Víctor Manuel Giménez Remón



    Página publicada en Zaragoza a 1 de Abril de 2006
    Responsable de la página: Víctor Manuel Giménez Remón
    Correo electrónico: festejos@festejospopulares.net