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Miles de palomas, cuatrocientas vacas, cuarenta cabras y un perro
 

En no muchos meses, han sido noticia miles de palomas, cuatrocientas vacas, cuarenta cabras y un perro. Las palomas en Barcelona, las vacas en Aragón, las cabras en Baleares y el perro en Madrid. El final de todos ellos, la muerte. Lo que ella ha importado y las reacciones a la misma, diametralmente opuestas, entre unos casos y otros.
 

En Barcelona, todos los años se aniquilan miles de palomas. Es el ayuntamiento el que contrata a una empresa para la captura de las aves y su posterior sacrificio. Las palomas, como en muchas ciudades, causan estragos y se hace necesario el control del número. Barcelona, capital de Cataluña, esa comunidad que enarboló la bandera la prohibición de las corridas de toros y sacó pecho por el bienestar animal.
 

En Aragón, en los últimos meses, unas cuatrocientas vacas de lidia han ido al matadero al ser positivas por tuberculina. Vaca que es positiva, sentencia de muerte. Así está la normativa. En la última temporada ha sido más estricta. Una prueba diferente, de mayor fiabilidad que la habitual, ha arrojado un número muy alto de positivos. Mismo desenlace. Al matadero.
 

En un islote de Ibiza, con francotiradores, se ha ejecutado a unas cuarenta cabras. Al parecer, la zona está protegida y hay que conservar la vegetación del islote. Si las cogen, tendrían que pasar una cuarentena y nadie quiere hacerse cargo de ellas. Así que la mejor solución, debe ser sacar los rifles a pasear. La actuación contra las cabras está respaldada por algunos grupos ecologistas de la isla.
 

En 2014, en Madrid, ante la posibilidad de que hubiera un brote de ébola en la capital española, se sacrificó al perro de la infectada con el virus. El can contaba con 12 años de vida. La medida tuvo una gran repercusión mediática y hubo gente que se manifestó en contra de ella, llorando por "Excalibur".
 

Cuatro casos, cuatro. Nada que ver uno con otro. Únicamente en común, que todos los animales protagonistas, han sido sentenciados a muerte. Sin embargo, en solo uno de los cuatro casos, han hecho ruido las protestas de los autoproclamados defensores de los animales. El perro. Con las palomas se quejan, pero con la boca pequeña, con las vacas chitón y con las cabras, hasta apoyan la idea. ¿Solo interesan los casos mediáticos de los animales? ¿Si hace ruido en la prensa salen a la palestra? ¿Si no, no? Curioso cuando menos.
 

En Barcelona, los grupos animalistas saben que no pueden ser tan duros con quienes prohibieron las corridas de toros. Por eso, sus protestas, aún siendo por miles de animales gaseados, son suaves. Ir contra la muerte de palomas, no sale en los telediarios, ir contra lo taurino, sí. Su mensaje se difunde mejor con casos mediáticos. Mensajes que calan en una sociedad que no piensa hace años, o quizá nunca ha pensado. No van a saber que, por la gran mayoría de animales, no hacen nada. Casi nadie, de los de la masa, se parará a pensar que los mismos que abogan por otorgar más derechos a los animales y se parten la camisa por su bienestar, son los primeros que están a favor de la castración de las mascotas. Mayor privación de la dignidad de un animal que esa, no hay.
 

Se regula el campo desde la ciudad. Tan rica puede ser la cultura de quien se ha labrado su futuro con libros, como la sabiduría popular de la gente del campo. Esa sabiduría que conoce a los animales y la naturaleza mejor que nadie. Algunos que solo pisamos aceras, admiramos la sapiencia rural. Solo regulando desde la ciudad al campo, se puede entender que una res que nos comemos, porque su carne es apta para el consumo, tenga que ser sacrificada si da positivo en una prueba que se sabe que no es del todo fiable. También se sabe, que matando a los animales, por ahora, no se ha conseguido solucionar el problema. Entrar en más valoraciones, sin ser experto en el tema, no sería honesto.
 

En las Islas Baleares, los ecologistas y animalistas, celebran con alborozo que vayan a prohibirse las corridas de toros. Cinco festejos se dieron el año pasado únicamente. A seis animales por festejo, son treinta. Pues bien, en el islote de Ibiza, también con cuatro patas y dos cuernos, unas cuarenta cabricas, puestas en la cruz de la mirilla. Algunos grupos ecologistas, no solo no lo critican, si no que lo defienden. Argumentan, textualmente, que no son cabras de ninguna especie protegida ni amenazada, por lo que, al ser comunes, no hay problema. Hubo una manifestación de entre cuatrocientas y quinientas personas, cuando las cabras ya han sido ajusticiadas. Cuatro o cinco veces más que en la última manifestación antitaurina en Palma de Mallorca. A raíz de esto, se ha podido conocer que unas dos mil cabras asilvestradas son abatidas todos los años en Mallorca, por ser considerada especie invasora.
 

Este es el rasero. Según qué animales, da igual que mueran, o hasta se maten casi por capricho. Es la hipocresía de moda, que va a más en la sociedad actual. Un perro, siempre que sea noticia, importa mucho, las cabras poco, las palomas casi nada y las vacas, si son de lidia, nada de nada. De hecho, no se ha oído voz alguna de los defensores de los animales, protestando por el sacrificio de tantas reses. Solo molesta si lo son en plazas de toros. Parece un silencio propio de quien algo ha tenido que ver, compinchado con algún resentido. Vamos, como si hubieran denunciado y estuvieran satisfechos con que se vean afectadas ganaderías que se dedican al festejo popular en Aragón. Parecerlo, lo parece.
 

La coherencia escasea y la torpeza abunda. Estos dos parámetros explican que el Ayuntamiento de Zaragoza quiera tratar de impedir en sus barrios rurales la celebración de toros ensogados y toros embolados a fuego. Gracias. Van a hacer que se fomente el ingenio y buscar la manera de hacer esos festejos, que no quieren que se hagan, con leves modificaciones. Como además no saben de qué va todo el mundo del festejo popular, una de dos, o se lo tragan, o si se cierran en banda, su postura quedará tremendamente dictatorial. En su programa lo llevaban. Bien. Pero están traicionando lo que decían. Porque cuando los que les han votado les preguntan por el tema taurino, las vaquillas no se atreven a tocarlas. La argumentación dada fue la siguiente. Las ocas en la cabalgata de reyes significaba sacar de su ámbito a los animales y los burros para dar paseos a los niños en la Plaza del Pilar, no están preparados para soportar los rigores del invierno zaragozano a la intemperie. Por contra, los encierros y sueltas de vaquillas se celebran con animales que están preparados para ese tipo de festejos. No tendrá nada que ver con que hayan visto que si quitan las vaquillas y encierros, se les van a echar encima porque tienen gran respaldo social, claro... En un principio dijeron que simplemente no iban a financiar espectáculos taurinos. Bien, vale. Total, con las partidas presupuestarias que reciben los barrios rurales para sus fiestas, sencillamente, lo de no financiar los actos taurinos, ya lo hacían. No iban a prohibir nada. Claro, que la perversión lingüística llega cuando uno dice que no prohíbe, pero finalmente acaba enseñando la patica y diciendo que no los va a autorizar. Vale, vale, prohibir no es, pero decir la verdad, tampoco la estaban diciendo antes. A los niños, cuando mienten, se les dice: mentir, mal. También habrá que ver si entra dentro de las competencias del consistorio y la legalidad, no autorizar un festejo que está totalmente reconocido y reglamentado en la Comunidad Autónoma de Aragón. Estos son mis principios, si no te gustan, tengo otros. Groucho Marx dixit.
 

Las primeras leyes de protección animal, que sentaron las bases para lo que posteriormente llegamos a conocer en nuestros tiempos, vinieron de la mano de un militar, austriaco de nacimiento él. Era un enamorado de los animales. Estaba en contra de la caza, salvo que fuera por subsistencia o por mejora de la raza, eliminando a los más débiles. Promulgó leyes que perseguían a los que maltrataran a los animales. Era delito hasta el sacrificio para consumo, sin anestesia previa. Muchas de las bases del animalismo actual se asientan sobre aquellos mismos pensamientos. El autor de estas leyes era un tal Adolf Hitler. Mientras tanto, los científicos del régimen nazi hacían experimentos con animales en sus laboratorios, creando razas de la nada. El tal Adolfo, encolerizaba por quienes maltrataban a un animal, pero no tenía reparo alguno en mandar matar a millones de judíos. El paralelismo con el actual animalismo radical, selectivo e incoherente a su vez, es importante. Pero, aunque un repaso a la historia nunca viene mal, no es cuestión de hacer demagogia. La gran mayoría, no son si no víctimas de una sociedad hipócrita en el tema animal. Se ha mascotizado a todo bicho viviente que cabe en un piso. La chuleta solo se ve como chuleta, y se come, ahí no hay remilgo. Se obvia el pequeño detalle de que la chuleta no aparece por generación espontánea en el mostrador de la carnicería. Era un animal.
 

En los tiempos convulsos políticos que se viven, con total incertidumbre sobre quién o quienes gobernarán, no son pocos los que ya han puesto como icono de lo que debería ser un político para el momento actual, a un aragonés. Mientras tanto hay que suscribir las recientes palabras de la actual Alcaldesa de Barcelona (que no dejó poner carteles taurinos en la ciudad condal): "En una democracia sana, en un estado de derecho, hay que proteger toda libertad de expresión, hasta la que no nos guste, hasta la que nos moleste". Ese aragonés, mencionado antes, sería muy necesario en los tiempos que vivimos, es verdad. Autor de esta letra: "Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra, que ponga libertad." A José Antonio Labordeta (muy facha él...) le gustaban las corridas de toros.

 

Víctor Manuel Giménez Remón



    Página publicada en Zaragoza a 1 de Abril de 2006
    Responsable de la página: Víctor Manuel Giménez Remón
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