Porque de todo comienza a hacer ya mucho tiempo. Es parte de una canción de Bunbury. Se titula "Porque las cosas cambian". Hace mucho tiempo, casi veinte años desde que servidor conoció la ganadería de Marqués de Saka. Cuando se adentra uno en los cuarenta, es lógico que muchas cosas hayan pasado ya hace mucho tiempo. De fondo en este artículo suena esa canción. La cantidad de frases que encajan...
Primeros de Septiembre de 2005. Concurso de Recortadores en Illumbe. Junto a un jovencísimo Asier Estarriaga, participó un tal Ander Rodríguez. Ese mismo año, para el Pilar, Ander y Jokin bajan a Zaragoza a una mañana de vaquillas. No llevan entradas y no contaban con que estuvieran agotadas. Se encuentran en una puerta con Alberto Cebollada, por aquel entonces, empleado de la Plaza de Toros. Con la mañana empezada y tras un rato de conversación, consiguen acceder a La Misericordia. Mantienen y mantenemos una estrecha amistad desde entonces. Se hacían querer rápido. A los maños nos descubrieron el Euskadi taurino. A mucha otra gente de otros lugares, también. Han sido los mayores embajadores del hierro de Deba.
Abril de 2006. Ander y Jokin Rodríguez, hacen su primer concurso del circuito nacional juntos en El Burgo de Ebro. En aquellos años, el contacto se mantenía a través de messenger, pero no el actual de facebook, si no el del muñequico verde. Invitado por los gemelos, en ese 2006, concretamente el 3 de Julio, fue la primera visita a Marqués de Saka.
A los aficionados que por aquel entonces no conocíamos en profundidad la manera de trabajar con el ganado vasca, nos chocaba ver cómo tenían atados a los animales. Teníamos oída a la ganadería, pero poco más. Esa tarde, festejo con obstáculos en Zumárraga. La crónica de aquel día se tituló "La grata sorpresa de Saka". Lo visto aquella tarde, hacía despertar el interés en aquella ganadería que resultaba exótica. Ese festejo fue su rampa de lanzamiento. Aquel día como anécdota, su propietario, se puso a embolar las reses del otro actuante en el propio camión. Ese es Asier Arrizabalaga Carrasco.
Asier es un personaje en el más amplio sentido de la palabra. Es una persona que hace veinte años tenía dificultades para expresarse en castellano. No lo tenía muy utilizado. Una persona que era, por timidez y por manera de ser, mucho menos sociable que ahora. Asier, hasta que no tiene confianza, no se abre. Él decide quién se gana su confianza. Trabajador como él solo. Buen conocedor de los animales, Y más listo que el hambre para los tratos de ganado. Asier es ganadero. Peculiar, sí, pero ganadero. Lo va a seguir siendo.
Asier ha tenido siempre a su lado a Ander, Jokin y Josué. Junto con él, los cuatro pilares en los que se ha sustentado la ganadería. Los ha tenido a nivel taurino, pero además los ha tenido a nivel laboral. Cuando tocaba llenarse de barro, ir a sitios lejanos o doblar el lomo, en definitiva, arrimar el hombro, ahí han estado. Su padre Inaxio, otro trabajador incansable, también ha estado ahí. Como su cuñado Daniel. Y cómo no, las mujeres de la casa. Su mujer Nerea que también llevará su trago, y las que están en el agroturismo, su hermana Nerea y su madre Luisa, trabajadora hasta decir basta. Extremeña afincada en el País Vasco que hizo que aprendiera castellano su marido Inaxio. Y no todo el mundo sabe que existe un hermano gemelo, Íñigo, que inició junto a Asier la aventura y, con sus idas y venidas, también ha estado ligado a la ganadería.
En Saka ha habido aportaciones externas
continuamente. Reses de muy diversas procedencias han ido sumándose a la
ganadería. Siempre adquiriendo con buen ojo y buscando lo que se
necesitaba. Sin embargo, con toda la amalgama de
sangres que ha tenido, siempre se ha mantenido la vaca de casa que se
distinguía porque poseía unos rasgos característicos, así como un
comportamiento definido.
A base de trabajo y buen hacer, fueron subiendo peldaños. Alcanzaron cotas muy altas. Hicieron anillas en concursos de cierta relevancia. Para las capeas de Tolosa y Vitoria tenían las reses perfectas para echar. Festejos muy duros lejos de casa en los que cumplían y repitieron. Estuvo haciendo una mañana en Zaragoza en 2011. Y cómo no, las reses para obstáculos. Se han enfrentado a los mejores hierros de España compitiéndoles. Han estado en la élite. En su mejor momento, era la primera alternativa a Arriazu para hacer un especial. Casi nada.
Saka ha sido la mejor ganadería de Euskadi, de largo. Ha sido la única que ha salido con asiduidad fuera de su comunidad a festejos de relevancia. Saka ha estado bastantes años jugando en la primera división nacional. Ha estado en plazas que ningún aficionado vasco soñaría que una ganadería de su tierra podía pisar. Y quedando bien. Además enseñaron el manejo de Euskadi donde no se conocía. Lo que han conseguido en los últimos veinte años ha sido muy importante. Si a eso le añadimos las particularidades de su ganado, lo lejos que están para todo y el pasado que tenían, lo que ha hecho Saka es historia del festejo popular.
Se juntaron con un lote de un nivel muy alto en
los últimos años. "Zazpi", "Mutur Zuri", "Zatarra", "Gorri", "Ekaitza" y
un buen número de reses cumplidoras. Toros como el Nº 2, el Nº 40
"Marinero", "Txamakito" o el Nº 33 son recordados. Pero si una
vaca destaca en la historia de Saka es la Nº 10 "Dieza". Una vaca
que murió a una edad muy, pero que muy avanzada y que fue el emblema de
la ganadería. Pedazo de vaca. Brava de verdad.
Este artículo hay que escribirlo porque lo que era Saka, se acabó. Esas dos palabras fueron las que hubo que escuchar en una llamada que, no por esperada, dejaba de ser triste. Marqués de Saka sacrifica toda su ganadería. No hay otra salida. Se ven obligados a cumplir con las leyes sanitarias, tras no poder remontar las campañas de saneamientos positivos que han tenido últimamente. Lo han intentado todo pero de nada ha servido. Impotencia y rabia.
A la administración, que desaparezca una ganadería de lidia, le importa bien poco. Ojalá no hayan sido cabeza de turco. Según para qué, se ciñen a la ley europea a rajatabla. Sería muy farragoso ponerse a hablar de los saneamientos. Se siguen teniendo muchas dudas con ellos, pero tampoco se tienen conocimientos suficientes para opinar con criterio. Lo que es innegable es que a las ganaderías de lidia en general y a las del ganado corrido en particular, las destroza. A Saka la borra del mapa. No ha querido tener piedad la administración vasca, como sí la tuvo en su día la navarra. Ni van a dejarles quedarse un par de camadas. La sangre de Saka se va a perder prácticamente en su totalidad. Solamente quedará el resquicio al que agarrarse de que conservan semen de los toros y óvulos de las vacas.
Casi treinta años de pasión y trabajo van a ir al matadero. En 1997 se hace con una ganadería que ya tenía veinte años de historia. La más antigua de Euskadi. Desde entonces, manteniendo lo que ya recibió y mejorándolo y potenciándolo, han sido prácticamente tres décadas de dedicación máxima a la ganadería. Viviendo por y para sus toros y sus vacas.
Los animales no tienen la culpa. Han estado bien alimentados y cuidados hasta el último día. Prueba del cariño que se les tiene. Aunque se vaya viendo desde hace tiempo el desenlace final, tiene que ser muy duro subir a los animales al camión. Nadie, que no sea ganadero, puede hacerse una idea de lo que se tiene que sentir. Porque esos animales son algo más. Son el trabajo de una vida. Son su vida. La lucha de tantos años por aguantar. Pasar momentos muy duros, sustos, accidentes, las competencias desleales, las subidas de los precios de todo menos de lo que se cobra y una pandemia. Sin ingresar prácticamente el último año por no poder hacer festejos. Cuesta sacar ánimo y a su vez toca sacar dinero de donde no lo hay. Hay que tener mucha afición para aguantar. Con el agroturismo, el restaurante y unas terneras de carne, vivirían mucho más tranquilos y con mucho más rédito económico. Sin embargo, en esa casa, rendirse no es una opción.
Asier no va a tirar la toalla. Va a volver a remar. Contracorriente, sí, pero no va a rendirse. Él tiene más capacidad de sacrificio, físico y de bolsillo, que la mayoría de los que tienen veinticinco años menos. Porque Asier es ganadero. Asier seguirá siendo ganadero. Esas son sus credenciales, no hay males que duren más que él. Van a venir años de reconstrucción. Va a estar arropado. Los de la casa que en estos momentos están hundidos porque se les va una parte importante, e incluso un trozo de su corazón, no encuentran consuelo. Porque la ruina, traerá consigo y de la mano, las musas. No tardarán mucho en volverse a ilusionar a poco que empiece a despuntar algún animal. La vida.
Serán unos meses los que la nave y las campas
estarán vacías. No habrá toros atados. Se caerá el
alma a los pies al ver todo así. No se oirán mugidos en una
temporada. No se abrirán las vallas para que crucen el camino de ida por
la mañana y de vuelta por la tarde. Al idílico paisaje le faltará lo más
importante. El cantábrico esperará que vuelva a haber vacas en Saka. En
las verdes praderas volverá a echarles fotos Ángel.
Agradecidos están de cómo se están volcando muchos
ganaderos en ofrecerles lo que necesiten para volver a empezar. Las
peñas y comisiones, se acordarán de ellos en cuanto puedan. Y las
muestras de cariño de los aficionados son innumerables. Recogen
lo que han sembrado. Saben agradecer, a pesar de lo vivido. Cuando son
tan queridos en el mundillo del festejo popular, por algo será.
El entorno de Saka siempre ha sido modélico. Nadie
dice una palabra más alta que otra. Mucha gente ha pasado por la
casa a echar una mano. Ellos ya saben quiénes han sido y son. Nadie alardea y saca pecho de
nada. Te tratan como si fueras parte de ellos cuando entras en su
círculo. Sencillez. Ser buena gente.
Ojalá acierten en lo que compren. Ya no va a ser
lo mismo, obviamente. Aunque sonara la flauta y compraran algo mejor de
lo que tenían (que será casi imposible), daría igual, no será lo suyo.
No queda otra que ir a la casilla de salida y emprender un nuevo viaje
extraordinario.
Ahora, afortunadamente pilla a cuatro primos en una edad perfecta. Unai e Ibai Arrizabalaga Epelde y Mikel y Jon Ander Caramanzana Arrizabalaga. Ellos serán los que tengan que tirar para delante y, en unos años, echarse el trabajo de la ganadería a sus espaldas. Han mamado buenos valores en esa casa. Que nunca abandonen la prudencia que poseen y que sigan escuchando lo que oigan en la familia para aprender y madurar. De vacas, ya saben, alguno mucho para su edad.
Saka va a tener que renacer de sus cenizas. Empezará de cero. Las lágrimas que ahora han caído por las mejillas, las noches de insomnio, los días y días de darle vueltas a la cabeza y el estado de tristeza enquistado, pronto tornarán en ilusión. Cuando esa ilusión vuelva, con nostalgia recordarán el pasado y podrán estar orgullosos de lo que se logró, lo que será el germen de la aspiración a repetirlo.
Saka va a volver. Y los que hemos seguido a esa familia y a esa casa, estaremos pendientes de su evolución, deseándoles lo mejor,
dándoles muchísimo ánimo
y echando una mano en todo lo que podamos.
Si la vida quiere ser justa y les da lo que su trabajo, su conocimiento
del ganado y su experiencia merecen, Marqués de Saka volverá, más pronto que tarde, a donde estaba.
¡ GORA MARQUÉS DE SAKA !
Víctor Manuel Giménez Remón