CULMINA EL ANNUS HORRIBILIS VALENCIANO
La Plaza de Toros de Valencia echó el
telón a la temporada de festejos populares de 2006, y lo
hizo ayer con el tercer concurso de recortadores con toros
del año. El annus horribilis llegaba a su
culminación y fin.
El concurso de ayer nos dejó en definitiva toda
una serie de preguntas -en algunos casos preguntas
que venimos arrastrando desde marzo- de las que
difícilmente pensamos quepa justificación:
Primera. ¿Por qué las taquillas de la
Plaza de Valencia no funcionan en igualdad de condiciones
para festejos populares que para lidia ordinaria?.
Segunda. ¿Por qué el número de accesos a
la plaza no se equiparan en igualdad de condiciones para
festejos populares que para lidia ordinaria?.
Tercera. ¿Por qué los accesos a la plaza
no permanecen abiertos desde una hora antes del festejo como
manda el reglamento –y figura en la propia entrada al
adquirirla- y sí ocurre en las corridas de toros?.
Cuarta. ¿Por qué en los concursos nadie
se preocupa de que se sepan y anuncien los toros
correctamente tanto en los carteles como en el mismo
desarrollo del festejo?.
Quinta. ¿Por qué sacan en la Plaza de
Toros de Valencia toros de plaza portátil?.
Sexta. ¿Por qué regla de tres realizar
un concurso de recortes por Comunidades significa a cambio
recorte de costes por todos los lados?.
Séptima. ¿Por qué el aumento
desmesurado de precios en algunos festejos
–hasta de un 20% respecto a años pasados-?. ¿A cambio de
qué?.
Octava. ¿Por qué los ganadores de un
concurso con toros pasan de cobrar miles de euros a tan solo
quinientos?.
Novena. ¿Por qué para los festejos
populares no se utiliza la megafonía general de la plaza
-mucho más adecuada- que la que se suele utilizar
específicamente al efecto?.
Décima. ¿Por qué y con qué
consentimiento el callejón de la Plaza de Valencia es peor
que el corral de la Bernarda?.
Décimo primera. ¿Por qué se estipulan
una normas previas al concurso si luego se las pasan todos
por el forro sistemáticamente?.
Décimo segunda. ¿Por qué se consiente la
invasión de la arena por parte del público sin ni siquiera
haber repartido aún un solo premio?.
Décimo tercera. ¿Por qué cuando un tío
se está jugando la vida ante un toro tiene que haber un
speaker que no respeta al que se la juega y posibilita
el despiste del toro?.
Décimo cuarta. ¿Por qué se afeitan los
toros de un concurso de recortes?.
Décimo quinta. ¿Qué hubiera pasado si en
las festividades de mayo se hubiera hecho el concurso de
recortes y ahora el de anillas?.
Décimo sexta. ¿Por qué ganan un concurso
quienes no han dado ni un recorte medio malo cuando lo que
más puntúa es precisamente la suerte del corte?.
Muchas respuestas pues se quedan para las memorias no
escritas de quienes son los responsables de la previa del
festejo, su desarrollo y sus posteriores consecuencias.
Solo hay una cosa clara: al que paga todo le son
dudas. Sebastián Rodríguez, Justo Benítez y “Bous als
Nostres Pobles” sus culpables.
Y entre las preguntas y preguntas que nos hacíamos en las
gradas del coso de la calle de Xàtiva en la mañana de
ayer... los becerritos iban saltando al ruedo. Para más
señas, los becerritos de la familia Chico –nunca mejor
dicho-, incluyendo ejemplaretes del hierro “Valdelarina”. Y
nosotros, por preguntarnos una vez más, nos decíamos:
con lo muy respetable que es César Chico por su
particular modo de criar toros bravos y su conocida lucha
por el sostenimiento de la trashumancia... ¿cómo leches se
presenta de esta guisa en Valencia?. Animales con
guarismo 2, apariencia de guarismo 4 y pitones –aunque
astifinos- de guarismo 5. Y estábamos en Valencia. ¡Joer
Justo!, ¡cómo está la economía!; y eso que 13.000 por 10 son
130.000. Por eso el primero de la mañana, solo salir al
ruedo, intento subirse a la grada, para ver si así
impresionaba más.
Menos mal que Serolo es generoso y, tras los cuatro toros
del concurso -sí, han oído bien, solo cuatro toros... por si
no se ahorraban suficientes costes-, dio uno de regalo para
los recortadores fuera de concurso, como cuando Ponce va a
la México.
Bueno... ¿y los recortadores?. Hubo de todo y en su
mayoría quedaron bien; todo lo bien que se puede quedar
haciendo exquisiteces delante de unas cabrillas.
Afortunadamente, las cabrillas eran de Chico, conocían pues
la raza, y algunas sacaron de lo bueno de la casa. Eso sí,
todas nobles para el recorte e incluso alguna haciendo el
avión, como la que se llevó a “El Blanco” por delante. Tras
Zaragoza ésta era la prueba de fuego para el de Massamagrell
y, desgraciadamente, la prueba se quedó en tentativa al
sufrir tan aparatosa cogida. Se levantó por dos veces, y él
solito le puso al astado en bandeja las cornadas.
Estuvieron bien los representantes de Castilla La
Mancha, Andalucía, Madrid,
Valencia y Alicante, donde
podríamos englobar también a los de Castellón,
aunque ellos sí lograron pasar a esa final, lugar donde
Notari tuvo que bregar casi en solitario con su oponente al
sufrir Palacios una cornada interna en la pierna izquierda
al salir de su segundo quiebro. Por encima de estos
estuvieron el resto, sobresaliendo Extremadura
con “Luife” y “Pepillo”, un dúo digno de esperar en futuras
comparecencias. Castilla y León y
Aragón –triunfadora final- tuvieron el protagonismo
destacado de Jesús Sanz por lo que respecta a la primera y
de “El Tavi” por lo que concierne a la segunda, aunque en
esta ocasión el turolense, muy a pesar de lo destacado de
sus quiebros, no pudo dar un nivel mínimamente decente en
sus entradas intentando cortar el viaje del toro.
Aquí termina pues la temporada valenciana, una temporada
de matices, medianías, pantomimas... y de triunfadores y
cornadas. ¡Ah!, por cierto Sr. Serolo, para próximas
temporadas deje de intentar cubrir lo que pierde en las
corridas y sus apuestas económicas en las licitaciones a
costa de los festejos populares, los que vamos a unas y a
otras se lo agradeceremos.