De ovación de salida. Preciosa la vaca y con mucha leña por delante, no va a ser por detrás, claro. Menudas perchas. Un res, esta de Lumbreras, que necesita un caramelo de menta para la garganta. Tiene tos. Circunstancia curiosa esta. Ya lo hacía hace un par de temporadas. Tiene esa peculiaridad, de buenas a primeras, se contrae y tose.
Ante ella, una pareja que ya se vio en Fitero que está para decir cosas esta temporada. El de Estella está muy fuerte y el de Logroño no le anda a la zaga. Más bregado el estellés, pero con muchas posibilidades el riojano. Van a cuajar, y a nada que tengan acierto, tocarán premios.
Fue por delante Óscar con la de Lumbreras pronta y entregada. Acudió de manera alegre a esos primeros recortes, también haciendo caso al quite y repitiendo. No se confiaron en estos primeros recortes para ir a buscar el pitón, quedándose mucho. Ponían la mano sin más. Es de suponer que previeron que, según la desgastaran, iban a poder estar más cómodos en la cara. No contaron con algo que no estaba en su guión. La vaca se apagó.
Le duraron muy poco las ganas de querer ir a los recortes. Se desengañó y pasó de ir. Empezó a quedarse corta y a despreciar cites. A partir de ahí, la pareja la mimó. Así le podían sacar más partido. Decisión acertada e inteligente.
Se mostraron fuertes ambos entrando a recortar sin pausa. Buen fondo físico y buena compenetración. Llegó una anilla, que fue escaso balance para lo que habían hecho en la plaza, lo cierto es que pocas opciones más tuvieron de anillar. No se acoplaron del todo a la embestida ni cuando era boyante, ni cuando se paró.
Buena actuación de la pareja, por encima de la de Lumbreras, que se vino abajo, se paró pronto y no quiso pelea.

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La tercera de Lumbreras no debía haber actuado. Habrá que pensar que se lastimaría en las labores de enchiqueramiento. Porque si la vaca normalmente es así, sería imposible de entender por qué se había llevado.
Dos opciones, o que la vaca se sustituyera por otra, una vez visto que estaba así, o al salir a la plaza, que se hubiera pasado a los corrales y la pareja, hubiera quedado inédita. Un fastidio para la pareja, pero mejor imagen se hubiera dado.
¿Por qué había que pasarla a los corrales? Porque la vaca estaba descoordinada. No tuvo reacciones normales. De primeras llevaba ladeada la cabeza, mal empezamos. No sabía correr, se movía atolondrada sin coordinación. Sus trancos eran totalmente descompuestos.
Para la pareja era una papeleta. No tuvo ninguna mala intención la vaca, pero se movía como un borracho susceptible. Cuando le tiraron en largo parecía querer cruzarse. Pero no, lo que hacía era ir recto porque no coordinaba. Parecía tener dañadas las percepciones visuales. Cuando fueron en corto, la vaca se revolvió como un toro de rodeo cuando lleva al jinete encima. Poco más y se marea. En una pasada por la cara Alex acertó a mandar al cuerno una anilla. 
Al final la de Lumbreras acabó rajada metida en tablas. Ya no quiso salir de ahí completamente acobardada. Mal estuvo y además tarada en su movilidad. No debía haber estado los tres minutos en la arena. La pareja, no supo qué hacer con ella. A ciencia cierta es difícil saber qué se podía hacer, si es que se podía hace algo.

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La mejor del lote del hierro riojano, para cerrarlo. En un aire completamente diferente la vaca. Por hechuras nada tenía que ver con sus tres hermanas. Alta, grandona, aunque sin ser desgarbada y de cuerna de otra conformación a las anteriores.
Tampoco en sus reacciones tuvo nada que ver. Fue impetuosa y tuvo chispa. Arrancó fuerte a los primeros cites y terminó con vehemencia en las tablas y los burladeros. Vaca bruta. Además hay que sumarle que quiso estar pendiente de todo. Se le escapaban pocos detalles. Ayudó la barrera baja y su alzada para que pasara lista a los que veía en el callejón.
No acabó de confiarse la pareja. Se perdieron en colocaciones durante los tres minutos que no llegaron a puerto alguno. La de Lumbreras los puso a raya en el callejón, arrancaba con fuerza, terminaba en tablas y asomaba los pitones por encima de la barrera.
Intentaron arrastrarla para cortarla durante la actuación, pero la vaca se percató y lo impidió. Se enteró de lo que iba a suceder a su lado y no lo consintió haciendo desistir. Así pasó el tiempo, entre dudas de colocaciones y no hacer lo que pedía la rematadora res. Arrancar a recortar desde tablas.
No lo vieron y la vaca los desbordó. Tan sólo una pasada por la cara de Sergio en los tres minutos. Eso es muy poco. Muy por encima la interesante vaca de Lumbreras, aunque sin poder verla. Si no hubo batalla, no se pudo ver cómo hubiera respondido a ella. Lo que enseñó fue bueno. Buenas arrancadas y respeto en el callejón por meter la cara dentro.

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Primera res del segundo hierro de la tarde. Una "nicolasa". Vaca que estaba justa de presencia por carnes y por ir bastante tocada por los flancos. Invierno duro que ha pasado factura al ganado.
Salió fría y parada. Le costó emplearse en los primeros cites a los que acudió sin mucho celo. Estuvo distraída y como si la cosa no fuera con ella. Una vez entró en liza la pareja, quiso quedar bien el animal. Si lo propicio para el espectáculo es que ella acudiera a los cites, puso de su parte y lo hizo. Vaca condescendiente con la pareja y con su propietario.
Durante el grueso de la actuación, a excepción del final, la pareja trabajó a la res de dos en dos. Pese a que la vaca permitía una infinidad de recortes, no hubo continuidad. Errores en terrenos y en compenetración, cosa lógica al no ser pareja habitual, les impidieron acabar de hacerse con la vaca.
A nadie se comía la complaciente res de Saka. Muy noble al recorte, con un tranco chochón y sin malicia. Caso al quite y a lo que hiciera falta. Lo vieron tarde, pero lo vieron. Y empezaron a llegar más recortes consecutivos. Tiró Javier por delante, con José Manuel entrando demasiado abierto. Llegó a tirar de cara el de Cintruénigo y la vaca dijo que no le importaba.
Terminaron yendo a más, pero se acabó el tiempo. Lo mejor, la larga rueda con la que pusieron fin a los tres minutos. Al pasar lista en el concurso, los tres estuvieron presentes, pareja y vaca. Firmaron en el parte de obra.

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Buque insignia de la ganadería. Es de imaginar que la vaca sería siempre igual de brava, e igual de buena. Sin embargo, es al final de su vida cuando el gran público se ha enterado de la vaca que es. Cosas de internet. Por lo menos se le reconoce. Lo merece. Algo es algo.
Muchas veces, no hay peor cosa que conocer a una vaca. Esto le sucedió a Aitor. Se saludo con la diez, pero saludo del que se ve con relativa asiduidad. En bastantes plazas habrán coincidido. Por eso el de Bergara, sabe lo que puede hacer la vaca. Llevando eso en la cabeza, no se dio cuenta de que la de Saka, quería guerra, pero concedía licencias.
De salida la partió David, cortando la buena primera arrancada desde toriles. A los siguientes cites se desplazó con alegría y atendiendo pronta. Pero a partir de ahí, cuando se repartieron los dos cargos en la arena, la de Saka se adelantó y cogió el mando en plaza, quedando la pareja con el puesto de subordinados.
La vaca vasca mandó, se hizo lo que ella quiso. Mandó en terrenos y en la lidia. La pareja fue en función de lo que quiso la vaca. A una vaca así hay que mandarle y poderle, si no se hace, se llevan las de perder, ganará ella. Y así fue. Que tardara en llegar el primer recorte de David, por su cuenta y arriesgado, al impacientarse por ver que no acertaban a colocarla y que la vaca no aceptaba lo que ellos querían, también sumó a que la vaca fuera la dueña. Aunque la vaca, al recorte fue franca y no hizo ningún extraño, con una embestida boyante y entregada.
Ahí se fueron los tres minutos, en intentar colocarla. En no acertar a retenerla. En no saber qué lidia pedía. Necesitaba de atacarla con decisión, ahí la vaca se hubiera empleado. A un animal de esta edad y tan bregado, si se le anda con titubeos, no se saca nada del pozo.
Aitor sólo dio un recorte, le faltó decisión y no lo vio. Por su parte David estuvo mucho más decidido, pero sin acertar en los pocos recortes que dio. La de Saka, se volvió a los corrales fresca y ganadora de la pelea. Se mostró brava, pero bravura con edad, de vaca que sabe moverse en la plaza. Estuvo seria y estuvo siempre en los terrenos que ella quiso, no en los que pretendía la pareja.

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Segunda de Saka con el hierro de la "F". Vaca que estuvo en Estella la pasada temporada. Astifina de asustar. Estuvo en la línea de aquella tarde. Suelta, un poco a su aire, con mucha movilidad, pero siempre próxima a la zona de tablas. Al refugio donde se hace fuerte.
Hubo voluntad por las dos partes. Querían entenderse. Pero quedó en la voluntad. Tuvo que ser problema de idiomas, los chés parlaban valenciá y la de Saka el euskera. Igual con el castellano se hubieran entendido. Culpables de no intentarlo ninguno de los tres fueron. De otras cosas, cada cuál tuvo sus culpas.
Culpas de la de Saka fueron, irse suelta, estar distraída y tener demasiada movilidad. Por contra, tendió la mano con embestidas francas al recorte, saliendo de tablas y tener chispa. Culpas de la pareja fueron, no estar juntos por la plaza y hacer la guerra cada uno por su cuenta. Bien en voluntad y en recortes dando ventaja a la de Saka, aunque más al sesgo. 
Las opciones pasaban por varias cosas. Primero pararla. La opción más pura es recortando, una rueda que la aplacara. Pero quedaba un recurso que otras veces usa esta pareja. Quebrarla. La vaca hubiera entrado al quiebro bien, y al partirla, quizá hubiera tenido menos tendencia a irse. Ellos son capaces de parar a una vaca así. Pero va y en Aldeanueva no usan este recurso. Pues vaya.
Fueron pocos los recortes que dieron. Falló la continuidad y la manera de cogerla. Debieron haber arrancado desde tablas para tirarle. Porque la vaca salía de tablas, siendo noble sin cruzarse nada y con alegría. No estuvieron coordinados y se perdieron en la lidia ante la abanta vaca de Saka. Recortaron por los dos pitones, pero de manera aislada.
El final de la actuación fue curioso. Usaron la lidia de las corridas camarguesas. "Majete" tiró por el derecho, y cuando salía de la cara, "Chipu" entró por el izquierdo al quite. Curioso. Ahí acabó la actuación. No estuvieron bien ninguno de los tres. La vaca con las reacciones positivas, más acentuadas que el año pasado, pero con condiciones para la capea. Y la pareja, que no se entendió con ella.

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Toque de carga de la caballería. Venían de un puñetazo en la mesa en El Burgo de Ebro, pero de dos concursos sin ganar por el medio. Demasiado para ellos. En Aldeanueva iban a poner un pilar en su temporada.
La de Saka era difícil y complicada, que no fuerte y peligrosa. Una vaca para aplicar conocimientos, para sacar un muestreo de cómo lidiar. De aplicar recursos.
Más suelta y más distraída que la primera "nicolasa". Desrazada y sin querer pelea. Con su movilidad, como única virtud. Iba a complicar la labor, primero por no pararse y segundo por no atender al recorte, ni terminar la embestida si no se la confiaba en el recorte. Toda la lidia fue próxima a tablas, hasta que la metieron en el saco. Arrancaron en los recortes prácticamente tocando la madera, aunque eso no impidió las ruedas, lo que tiene bastante mérito.
La senda la abrió Manolo. El de Alfaro le enseñó a Cuairán cómo tenían que ser las anillas. El de Borja, iba a por la vaca como un cosaco, pero no se le terminaba de venir. No la provocaba como pedía y se le quedaba corta. Sin embargo, el riojano, en estado de gracia, hacía embestir a la vaca en cada recorte. Pisotón, ventaja, provocar y que se viniera. La de Saka andaba escasa de celo y había que hacerle ver que iba a coger, para así confiarla. Lo entendió Manolo a la perfección y lo ejecutó desde el principio.
Durante los tres minutos, Manolo cogió su fusil. Empezó a disparar anillas y con un acierto enorme iban cayendo hasta la cepa del cuerno. Lo bordó. La lidia perfecta, una lección. Y Cuairán, como alumno aplicado, aprendió rápido. Cuando vio el camino, lo siguió. Tan sólo se equivocó en la ruta en un cruce, en el que tomó otra dirección. Cuando ya iba totalmente encendido a meter anillas, la vaca se cambió de terrenos. Y de buenas a primeras le tiró un recorte por el izquierdo. Descolocó a Manolo y la vaca se fue de la jurisdicción de la pareja. La mirada, el grito y el gesto de desaprobación bastaron para que Cuairán, pusiera cara de no lo volveré a hacer.
A partir de ahí, lo visto en la arena fue insultante. No pararon de recortar y rara vez fallaron las anillas. Lo de Manolo fue de traca. Inspiradísimo metió anillas como churros. Hasta llegó a meter alguna mirando al tendido y mirando a su pareja para picarlo y espolearlo. Cuairán no se quedó atrás y también se colgaba del pitón. Al final, casi borraron el cuerno de la de Saka.
Gran actuación de la pareja, por cómo entendieron primero uno de ellos y después como pareja a la vaca. Por cómo le aplicaron lo que le pedía y por cómo acertaron con las anillas haciéndose completamente al final con ella. Vaca sin peligro y que estuvo mal, pero que era difícil saber cómo meterle las anillas. Ahí estuvo el mérito de la actuación, muchas anillas para una vaca que no era brava, eso es difícil.

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Vaca "acaballada", que parecía un caballo, vamos. Muy larga de extremidades, y de hechuras algo desgarbadas. Sin embargo llevó la contraria en cuanto a comportamiento. Con esas hechuras, se diría que no puede embestir, pues error. Se la iba a ver hasta humillar en las telas y tener recorrido. Toma ya.
Disposición y ganas nunca le han faltado a esta pareja. Pero parece que entre el final de la temporada pasada, y el principio de esta han dado un paso más. Creen más en sí mismos y están mucho más firmes en la plaza. El día que den el paso de tener más acierto con las anillas, serán habituales en pescar premios. En Aldeanueva cerca anduvieron.
Le dieron toda la ventaja. Recortes muy abiertos con la de San Adrián entrando fuerte y entregada. Bien compenetrados tras unos cites de tanteo en los que la vaca apuró hasta las tablas e incluso llegó a tocarlas. Bien puesta en suerte y con decisión a recortar. Tandas largas con recortes de poder. Le dieron candela.
Se acoplaron bien a la embestida y llegaron con asiduidad a la punta del pitón. Es curioso, pensará la mayoría de gente y ellos dirán "manda narices", que siendo de las parejas que mejor hace el gesto de anillar con la muñeca, abrazándose al pitón, sean tan fallones a la hora de meter. Tema de estudio.
El de las zapatillas rojas, Jokin, anduvo más acertado que el de las azules, Ánder. Tres cero. Pero los dos tiraron por igual. Y la labor de desgaste de la vaca se repartió en cantidades iguales. Según avanzó la actuación, la de San Adrián se vino abajo. Todo lo entregada que estuvo en el principio llegando a apurar hasta la barrera, le pasó factura. Vino a menos y se fue emboscando en tablas. Siguió queriendo ir a los recortes, pero desde terrenos más metidos. Ahí la pareja tardó en verlo porque no se encuentran cómodos arrancando de tablas. Faltó determinación para tirar.
Buena actuación de la pareja, destacando las ruedas que lograron, y buena actuación también de la de San Adrián, que quiso entregarse, y aunque luego le falló el poder y se vino abajo, no lo acusó en demasía. A ese bajón ayudaría el que las ubres las llevaba muy chupadas. A buen seguro en la finca le estaría esperando un becerro de considerable tamaño, lo que merma a las reses.
Para el final, dejó unos detalles de brava. Se puso complicada para pasar a los corrales, y tras alguna idea de bombero que podría haber costado que se desgraciase al hacerla estrellarse contra la puerta, "Majete" cogió el capote del director de lidia y le pegó varios capotazos para acercarla a la puerta. Va la vaca y embiste humillando, con recorrido y tragándoselos. Ahora vas y lo cascas. Por poco corrida que estuviera, tiene mérito cómo embistió al capote. Y mérito también de "Majete" que le pegó unos buenos capotazos. Manejando con esa soltura el percal, que se quiten las chaquetas, o que se las dejen puestas, mejor.

3 anillas

También con gran volumen la segunda de San Adrián. Hechuras poco armónicas y con carnes abundantes, aunque sin excesos excesivos. Al lado de "Pericolo" parecía una vaca normal, al lado de Mariano se veía lo grande que era.
A la postre iba a ser la vaca que se convertiría en la nombrada como mejor de la tarde. Me lo explique. Se la podría definir como "bravica". Ese "ico"-"ica", tan extendido en Aragón y Navarra, expresa normalmente cariño. Aunque, como en este caso, también puede expresar compasión. "Bravica" viene a decir que es brava, pero por poco. Así que ir a premiar a una res que llegó a mostrarse brava por los pelos, no parece del todo bueno.
Quiso ir a los recortes, y hasta con alegría algunas veces, pero nunca quiso romper. Nunca persiguió al recortador haciendo hilo. Se quedó chochona pronto. Sólo la falta de acierto impidió que Manolo y Cuairán miraran el reloj durante la actuación. Salieron como siempre. Recortando bien, pero en dosis menores. Ninguno de los dos estuvo fuerte. Recortaron bien, pero ahí quedó la cosa. No acabaron de reventar. Faltaron más recortes consecutivos y fundamentalmente más acierto. Y eso que las ruedas fueron largas y al pitón llegaron bien. Pero faltó más temple en la cara de la vaca.
Al final les falló el fuelle, especialmente a "Pericolo" que necesitó un cambio de puestos para que Mariano repitiera al primero. Se les fue una vaca que permitía más anillas, con tan sólo dos. Una vaca que se limitó a ser cumplidorcica. Que fue bravica, tuvo su corazoncico e hizo una actuacioncica buenecica.

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