Iba a ser la mejor de la mañana. Vaca entrada en años, pero con un poso muy interesante. Subió al tablao por corazón aunque sus facultades ya no parecen las mejores. En la segunda subida hizo presa a la bajada por querer coger. Ahí Imanol sufrió una importante voltereta al intentar quitársela a la chica que estaba siendo cogida. Su actuación fue correcta.

Trabajadora en otra medida diferente a la de su hermana anterior. Le faltó fuerza y por tanto no transmitió lo que hizo. Hizo varias subidas al tablao, pero sin terminar de romper. Un buen remate en tablas también. En alguna cogida que hubo terminó de claudicar. Lo mejor fue la última subida que hizo al tablao. Actuación justa para obtener nota.

Y a partir de la cuarta, la tónica de la mañana iba a quedarse donde estaba, es decir, sin llegar a arrancar. Vaca con poco poder, que no supo trabajar en la plaza. Le vino todo grande y estuvo por la arena sin más. Un intento de subida en el tablao fue lo más destacado.

La quinta iba a ser muy parada también. El poco poder que tuvo se vio beneficiado por esa falta de movilidad, lo que hizo que no fuera tan evidente su agotamiento por agobio. No tuvo brillo su estancia en la arena, y así pasó a los corrales.

Algo más entonada la sexta. Sin llegar a ser una buena actuación, porque le faltó constancia, sí dejó buenas arrancadas. De largo intentando hacer hilo a por la presa. Buenos detalles, y más en una mañana que iba a carecer de cosas interesantes que llevarse a la boca. Cumplidora estuvo.

Algo más de chispa tuvo la séptima, tampoco mucha más, pero sí que tuvo más virtudes que la mayoría de sus hermanas. Tuvo más movilidad y por ello hizo un mejor trabajo. Esa movilidad sumada a la chispa, hizo que diera un poco más de sensación de seriedad.

Una res invicta en los roscaderos los dos años que actuó, se llegó por delante a la cuadrilla en ambos concursos. En la capea zaragozana iba a estar seria, pero excesivamente fría. No terminó de calentarse y por ello, pese a no dejarse ganar la batalla, tampoco salió victoriosa. Alguna vez asomó los pitones por la barrera.

Y a partir de aquí se acabaron los cartuchos de la ganadería. Estábamos a mitad y quedaba una larguísima hora, para seguir soltando vacas. No tuvo mucha historia la novena, no hizo cosas destacables y estuvo por la arena sin más.

Poca fuerza también, o más bien poco poder, que es la suma del poderío físico más la raza. Se agotó pronto y más después del agobio al que se vio sometida al hacer el quite a un cogido. Fue demasiado para ella ver tanta gente alrededor.

Con algo más de chispa en sus reacciones, pero con muy poca inteligencia estuvo. No acertó a saber qué es lo que tenía que hacer. Quiso acudir a los recortes, que no los despreció, pero sin emoción. Y eso que fue de las que más quiso en la mañana.

Demasiado braguero tenía esta res, que también compareció los dos años en los roscaderos. Se agotó muy pronto y no la perdonaron. Se fueron a por ella los lobos y se estrechó mucho el cerco en torno a ella. Lo intentó en el tablao, pero se quedó atascada. También perdió con la plaza.

Otra de los dos años del Concurso de Roscaderos. Y otra que tampoco pudo con la plaza. Una tras otra la tónica era la misma. Reses que no sabía cómo actuar en la capea y que la plaza se las comía. Les caía la mundial y pasaban a los corrales sin haber dejado otra cosa que no fuera aguantar el chaparrón.

Cogió a una persona, que en las últimas reses era novedad. Pero todo lo demás fue la tónica de lo que estaba siendo la segunda hora. Tantas vacas seguidas sin tener buenas actuaciones hacen que las sensaciones cada vez sean peores. Estaba sucediendo eso, la mañana se estaba precipitando al vacío sin remedio y casi sin opción a la vuelta atrás.